La iglesia frente a una causa provida

Hace ya varios meses tuve la oportunidad de trabajar apoyando un referendo por la vida que se llevó a cabo en Colombia, inmediatamente cumplí mis 18 años corrí a firmarlo pero también decidí recolectar firmas, durante este tiempo pude conocer el carácter de la iglesia frente a la causa provida, con este escrito pretendo hablar a tu corazón para que como parte del cuerpo de Cristo puedas tener la certeza de que, definitivamente defender la vida es un llamado que Dios está haciendo a toda su iglesia, sin importar la denominación.

(Me es necesario dejar en claro que cuando me refiero a “la iglesia” estoy hablando de los individuos que hacen parte del cuerpo de cristo, no me estoy refiriendo a ningún templo o denominación en específico.)

  1. Apatía: La iglesia lamentablemente se ha centrado en el culto dominical, la apatía a los problemas sociales, económicos, políticos y culturales es evidente, por años hemos creído que únicamente basta con orar, y aunque la oración es muy poderosa y yo creo en eso, también tengo la certeza de que Dios nos ha llamado a actuar y traer justicia, compasión, misericordia, unidad, humildad y amor a este mundo, esa apatía ha desviado nuestra atención de lo verdaderamente importante y en el caso de la causa provida la hemos simplificado a meramente decir “estamos en contra del aborto”. Estoy segura de que Jesucristo no repetiría tantas veces una frase tan cliché como esa, Él definitivamente actuaría en defensa de los más débiles, se encargaría de prestarles atención, mirarlos a los ojos y permitir que su amor los abrace, contemplaría las diferentes maneras de ayudar a las mujeres embarazadas en crisis y actuaría en pro de eso, las miraría con tanta compasión y seguramente tendría misericordia de ellas, pero como iglesia estamos haciendo todo lo contrario; a los más débiles los dejamos desamparados y a aquellas mujeres que necesitan de nuestro apoyo las juzgamos, las señalamos, les decimos que están sumergidas en el pecado, que se arrepientan y les damos la espalda mientras ellas siguen en su miseria, desesperadas sin saber qué hacer con un bebé que viene camino y es por eso que les resuena tanto la idea de abortar y terminan refugiándose en el lugar equivocado, en los colectivos feministas.

  2. Superficialidad: ¿Recuerdan cuando Jesús llamó a los maestros de la ley “hipócritas”? lo puedes leer en Mateo 23, pero básicamente Jesús se refiere a ellos de esta manera porque decían una cosa pero hacían otra, actuaban con el fin de vanagloriarse, realmente la intención de su corazón no era agradar a Dios; como iglesia hemos caído en esto, creemos que es suficiente llenando una canasta de amor cada año y llevándola a una familia pobre, proclamamos durante muchos cultos dominicales “la tan generosa obra de caridad” pero no nos preocupamos por velar realmente por el bienestar de las personas, no nos preocupamos por cuidar sus vidas. 

Documentamos todo cuando hacemos una salida evangelística y esa es la gran hazaña para todos, pero si un abuelito requiere cuidado durante días en un hospital, todos estamos ocupados limpiando el baño o las escaleras del templo.

  1. Fanatismo: Un día me acerqué al templo de una iglesia muy grande a recolectar firmas, estaba tan feliz porque había una celebración muy importante en el lugar y yo creí que iba a reunir muchísimas firmas, pero la sorpresa fue otra, la gente salía del lugar creyendo que las 4 o 5 horas que habían participado del culto eran suficientes para agradar a Dios y cuando me acercaba a pedirles la firma, obtuve respuestas como “niñita mejor busque de Dios” “esto no se soluciona así, vaya y ore por todos esos pecadores que defienden el aborto” “no me interesa firmar eso”. Estas respuestas me dejaban muy impactada, porque no hay un llamado más claro de Dios a la iglesia como el de defender a los más inocentes, entendí entonces que el fanatismo no nos permite reconocer que nuestra labor como luz en este mundo no se ejerce dentro de las cuatro paredes, tenemos que salir a las calles y proclamar la verdad, la iglesia ha normalizado la maldad y ya no le duele el dolor de otros, pero si tan solo dejáramos de creer que por seguir a Cristo somos mejores o menos pecadores, podríamos reconocer verdaderamente el deseo que Dios tiene de alcanzar la vida de aquellos que hoy están perdidos.

Estas son las tres principales deficiencias que encontré en el carácter de la iglesia cuando se trata de defender la vida, no les puedo negar que evidentemente la mayoría de firmas que recaudé fue en los templos de las iglesias, pero mientras las personas firmaban en contra del aborto yo pude evidenciar como actuaban con tanta tranquilidad frente a ese tema, como si ya fuera algo tan normal que debemos aceptar, y para muchos firmar esa hoja de papel únicamente fue parte del protocolo, terminaba desanimada así que por varios días hablé con Dios al respecto y entendí que si la iglesia no valora la vida de los pecadores que comúnmente la están rodeando mucho menos va a valorar la vida de los más inocentes.

Ser provida no es únicamente estar en contra del aborto, es valorar la vida de todas las personas y amarla en todas sus etapas (embrión, feto, recién nacido, bebé, niño, joven, adulto y anciano) por eso quiero terminar instándote a hacer lo que Dios te ha llamado a hacer porque sabes que es bueno “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” Santiago 4:17.

Audry Suarez g

Mi nombre es Audry Dayana Suarez Garcia, y soy oriunda de Mosquera, Cundinamarca, Colombia. Me dedico activamente a la labor misionera como miembro de la organización JUCUM. Durante todo el año 2022, me entregué por completo a las misiones, comprometiéndome especialmente con el ministerio provida de esta organización. Además, estoy inmersa en mis estudios de derecho, actualmente cursando mi tercer semestre.

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